sábado, 1 de septiembre de 2007

Nuestra casa en 2007...

Marzo
Bernardita Rojas - Gonzalo Suárez - Gabriela Sánchez - César O'Ryan

Abril
Carlos Campos - Eduardo Monsalve - Mauricio Delgado - Rosa Araya - Francisca Ayares - Diego Aguilar

Mayo
María Angélica Rojas - Tania Marshall - Diego Inostroza -
Sebastián Palacios - Tomás Ojeda

Para mí la Storta no fue sólo una semana con los tres pilares ignacianos. Fue más que vivir sensible e intensamente cuatro semanas donde tomamos conciencia de nuestra espiritualidad y vivimos a Dios a partir de la Comunidad y de las personas en condición de pobreza que rodeaban la casa. Profundamente creo que todos los días podríamos vivir la Storta, si fuéramos capaces de hacer nuestra vida mirando, sintiendo, pensando y actuando, esto fue para mí este mes. Un darme cuenta y un cuestionamiento al hacer, y no me refiero tan sólo al para qué, sino al cómo. ¿De qué sirve el hacer si no ponemos lo mejor de nosotros? Cuando llegué pensé que encontraría respuestas, cuándo salí me di cuenta que encontré formas de caminar y hoy la invitación es hacer de estas formas, parte de mí. Por María Angélica Rojas
Junio Macarena Meneses - Catalina Mora - Carla Gallo - Catalina Ramírez - Luis Olguín - Raimundo Miralles - Juan José Ayarza

Julio
Primera Semana
Storta Septiembre 2006
Segunda Semana
Grupo Colegio Villa María

AgostoFrancisca González - Nicole Vásquez - Daniel Morgado - Pablo Tobar - Javier Pedreros - Nicolás Malgarejo - María Elena Torrealba - Magdalena Troncoso

Experiencia de amor profundo y tangible, tiempo de reencontrar el sentido de lo que significa “ser apóstoles”; más allá del apostolado mismo, más allá de una reunión comunitaria, más allá, incluso, de lo que nuestra propia vida espiritual es capaz de reconocer y de vivir. Es traspasar la frontera de la lógica y lo palpable para dejarlo todo, para arriesgarlo todo. Sentir y gustar lo maravilloso que es abandonarse en las manos de Dios, dejando que Él actúe y moldee nuestro corazón para salir en busca de Otro.
Dándolo todo lo tenemos también todo: la alegría inigualable de sentirnos vivos cuando nuestra vida se reparte y se comparte, el gusto de permitirnos soñar aunque todo parezca adverso, y, justamente ahí, encontrar reflejos de esperanza, signos del Reino, muestras de amor.
No dejaremos de agradecerle a Dios su invitación y todos sus regalos, ese Cristo que se encarna, muere y resucita en los más desamparados, en los más enfermos, en los más pobres. Ahí estaremos para mojarnos las manos, los pies, la cabeza, ¡el cuerpo entero si es necesario!
Por Nicole Vásquez (Boletín XCV)

1 comentario:

Diego Aguilar. dijo...

La STORTAZUL de Abril del 2007 la lleva en mala!
jajaja

saludos!
nos vemos el fin de semana!

Diego Aguilar.